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viernes, 28 de marzo de 2014

¡Proceso De Revelado Fotográfico En Blanco y Negro!

EL REVELADO FOTOGRÁFICO EN BLANCO Y NEGRO:



Es el proceso que hay que llevar a cabo para que la imagen en negativo impresa en la placa o película fotográfica se haga visible. 
Aunque se trata de un proceso muy sencillo, su importancia es fundamental y hay que realizarlo correctamente. Un error durante la realización de la copia trae consigo únicamente su repetición, pero estropear el negativo durante su revelado, implica muchas veces la repetición de la toma y esto no siempre es posible.

Algunos errores durante la exposición del negativo, pueden corregirse durante el proceso de revelado. Por ejemplo una película subexpuesta o con poco contraste puede arreglarse, prolongando el tiempo de revelado.



Metodología:

1.- LA CARGA DE LA PELÍCULA:


Una vez rebobinado el carrete y extraído el chasis de la cámara, debemos introducir la película en un recipiente estanco a la luz (un tanque) donde se realizará todo el proceso.
Un tanque consiste en un recipiente cilíndrico en el que se pueden introducir líquidos sin que penetre la luz. Suelen ser de plástico negro con una tapa a rosca provista de una entrada para líquidos en forma de embudo. Dentro se encuentran una o varias espirales desmontables por la mitad, que permiten conservar la película enrollada sin que entren en contacto sus vueltas al tiempo que facilitan el acceso del revelador a toda su superficie. Las espirales se insertan en un eje que puede accionarse desde fuera para agitar las espirales.

Con este tipo de tanque sólo es necesario apagar la luz durante la carga de las espirales y, una vez cerrado el tanque, el resto del proceso puede hacerse con luz normal. La oscuridad que se precisa en la habitación tiene que ser total, y debemos ser tanto más cuidadosos cuanto mas rápida sea la película.
Los fotógrafos que revelan sus propios negativos, suelen dejar al rebobinar la lengüeta de la película fuera del chasis para poder cortarla antes de apagar la luz. Cuando se corta la lengüeta conviene hacerlo entre dos perforaciones por que así entra mejor en la espiral. Si se nos ha metido al rebobinar, habrá que hacer esto a oscuras.


                                                                            

Este paso es el más complicado para el novato y hay que practicarlo primero con una película vieja y con la luz encendida.

Cuando notemos que va a penetrar el extremo final unido al eje del chasis, cortamos la película lo más cerca posible del mismo y seguimos accionando las espirales hasta que penetre por completo.

Si durante la carga notamos cualquier resistencia en las espirales, conviene sacar la película, separando las dos mitades, y volver a empezar. Durante todo el proceso hay que evitar sobar el negativo. Si las espirales no están totalmente secas, resulta casi imposible introducir la película.


Una vez introducidas las espirales y cerrada la tapa puede encenderse la luz.


Antes de apagar la luz, conviene recordar bien donde dejamos los objetos necesarios para la carga del tanque, porque una vez abierto el chasis ya no podremos encender la luz hasta que está a salvo dentro del tanque.


Una vez apagada la luz y en total oscuridad, se abre el chasis y se corta la lengüeta según hemos dicho. La película se introduce un par de centímetros en la espiral por el extremo cortado y se hacen girar sus dos mitades; de esta forma la película penetra sola hasta el final.  

    2.- EL REVELADO: 


Aunque no resulta imprescindible, antes del revelado se suele realizar una fase de REMOJO INICIAL que consiste en llenar un par de minutos el tanque con agua a la misma temperatura a que se utilizará el revelador.

La etapa de remojo inicial aporta las siguientes ventajas:

1. Evita o atenúa la formación de burbujas al introducir el revelador, con lo que se evitan los lunares que producen estas en el negativo.

2. Empapa e hincha la gelatina, lo que favorece la absorción del revelador y consigue que el revelado sea más uniforme.

3. Elimina la capa antihelio. Con ello evitamos que sus colorantes pasen al revelador y así alargamos su vida útil.

4. Acomoda el tanque y la película a la temperatura de revelado y evita que éstos modifiquen la temperatura del revelador.

El remojo resulta muy aconsejable especialmente cuando la temperatura de ambiente está por encima de los 25º o por debajo de los 19º, o cuando el tiempo de revelado es inferior a 5 minutos.
El tiempo de revelado varía con el tipo de película, la marca y dilución del revelador y la temperatura a que se efectúe el proceso.

Por lo general en todos los envases de revelador figuran los tiempos y temperaturas de revelado de las principales películas. Estos datos son un punto de partida que luego, con la experiencia, acabaremos modificando ligeramente a nuestro gusto.


Una vez remojado el film, se tira el agua y se introduce el revelador a la temperatura recomendada por el fabricante (por lo general 20 o 24º) y se acciona el cronómetro.

Nada más llenar el tanque, damos un par de golpes contra la superficie de trabajo para eliminar las burbujas de aire que hayan podido adherirse a la película y comenzamos la agitación que ha de ser homogénea y suave.

El tanque, durante todas las etapas del revelado, debe agitarse para renovar la capa de reactivos en contacto con la superficie de la película, esta agitación puede realizarse de dos formas en función del diseño y modelo de tanque:
En la agitación por inversión: se cierra el tanque con una tapa hermética y se invierte cada cierto tiempo.
En la agitación por rotación: se hacen girar las espirales por medio de un eje.
En ambos casos se realiza una agitación inicial constante durante los 30 primeros segundos de revelado y luego se agita cinco segundos cada 30 segundos, hasta finalizar el proceso.

Los factores que intensifican el revelado son: temperaturas altas, revelador concentrado y agitación intensa.

La intensidad del revelado aumenta el contraste de la imagen y el efecto de grano.

3.- EL BAÑO DE PARO 

Cuando faltan unos 5 segundos para terminar el revelado vaciamos rápidamente el tanque e introducimos el baño de paro golpeando y agitando el tanque al igual que hicimos con el revelador.

El baño de paro realiza su función en 5 ó 10 segundos, por lo que este paso resulta el más corto (15 ó 30 segundos).

El baño de paro más utilizado es en dilución de un ácido débil en agua (por lo general acético al 3%).

Resulta conveniente que todos los líquidos del proceso se encuentren a la misma temperatura.

La acción del baño de paro es doble: por un lado detiene automáticamente el revelado debido al cambio brusco de PH que se produce al pasar de un medio básico (revelador) a uno ácido (baño de paro), y por otro, evita la contaminación y el agotamiento prematuro del fijador (también ácido).

Cuando el revelado es superior a los 10 minutos y por tanto ya no es tan importante una detención brusca del proceso, puede sustituirse el baño de paro por un simple lavado con agua.


4.- EL FIJADO 

Al llegar a esta etapa la película tiene una imagen negativa de plata metálica negra, junto a sales de plata blancas que ocupan las zonas complementarias. Si no realizásemos el fijado, las zonas blancas opacas impedirían el positivado y además estas zonas acabarían por ennegrecerse estropeando el negativo.

Se conocen muchas sustancias con propiedades fijadoras, pero la mejor de todas en cuanto a estabilidad, rendimiento y precio, es el tiosulfato sódico, conocido también como hiposulfito.

El tiempo de fijado varía con el tipo de emulsión, la temperatura, la composición química del fijador, etc. Aunque por lo general el fabricante lo indica en el envase, y oscila entre los 3 y los 5 minutos, una regla muy antigua para calcularlo es fijar el doble del tiempo que tarda la película en perder su tono lechoso. A los 15 ó 30 segundos de comenzar el fijado la película puede observarse ya con luz blanca.

Aunque el tiempo de fijado no es tan crítico como el de revelado, no conviene superar los 20 minutos por que comenzarían a debilitarse las imágenes.

Un litro de fijador vale generalmente para fijar unos 20 rollos de 35 mm.


5.- EL LAVADO 

Este paso resulta fundamental para asegurar la conservación de la película con el tiempo. En él se eliminan todos los compuestos solubles originados durante el revelado, así como los restos de hiposulfito del fijador, que a la larga oscurecerían la película.

El lavado se realiza haciendo discurrir agua corriente por el interior del tanque durante un periodo que oscila entre los 15 y los 60 minutos. Las temperaturas inferiores a 15º disminuyen considerablemente la eficacia del lavado, por lo que en invierno se aconseja prolongar el tiempo.

El lavado ideal dura a 20º al menos 30 minutos y puede completarse con un aclarado final en agua destilada si el agua es muy calcárea, y finalmente con un HUMECTADO.

Este paso consiste en llenar el tanque con un líquido humectante para disminuir la tensión superficial de la película. Con ello se consigue que el agua del lavado escurra más fácilmente y las gotas no formen manchas al secarse.

Un humectador es simplemente un detergente con algún adictivo endurecedor de la película.


6.- EL SECADO 

Una vez lavada la película se abre el tanque y se extraen con cuidado las espirales abriéndolas por la mitad para poder sacar fácilmente el film asiéndolo por su extremo velado.

Cuando la película está mojada y la gelatina hinchada, se vuelve extremadamente blanda, por lo que cualquier roce o huella dactilar producirá en el film un daño irreparable.

El negativo, cogido por el extremo, se sujeta con dos pinzas (la de abajo más pesada para evitar que se enrolle el film) y se pone a secar en un lugar libre de polvo a una temperatura no superior a los 50º (lo mejor, si no se tiene prisa, es hacerlo a temperatura de ambiente).

Algunas personas escurren la película para acelerar el secado pasándola entre los dedos o entre unas pinzas de goma, pero con este sistema se aumenta la probabilidad de arañarla.

A temperatura de ambiente, un negativo de celuloide tarda en secarse unos 20 o 30 minutos, este tiempo se puede acortar introduciendo la película, después del lavado, en una solución de alcohol metílico o isopropílico en agua, pero no suele realizarse más que en casos de extrema urgencia.

Una vez seco hay que cortar el negativo cuanto antes e introducirlo en fundas protectoras a salvo del polvo.

Cuando la película está completamente seca, es el momento para evaluar los negativos y descubrir los defectos de la toma o del revelado.


CIBERGRAFÍA:



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